Viajar a un país que no conoces, que lo único que oyes es
que por primera vez en 25 años se ha congelado su río y no puedes hablar ni
para suplicar piedad, debido a ese par de Vermouths que te tomaste el día de tu
fiesta de despedida, con el objeto de matar gérmenes cosa que hicieron, pero
consigo llevaron tus cuerdas vocales, sobreviviendo una o dos, para saludar, al
menos, al Consejero Delegado de la Oficina Comercial en la que vas a trabajar
un año. No tiene precio. Los culpables:
Que cara de angelitos...
Pero a eso, al avión de juguete que nos llevó de Praga a
Budapest, a la sangría que nos hicieron en el aeropuerto de Praga por una
salchicha y a la cama del Albergue de la primera semana sobrevivimos, mi
compañera de viaje Laura Carrillo a.k.a. Sparkles y yo. Asi estaba la ciudad cuando llegamos:
A partir de ahí, sobrevivir en Hungría se trata de asimilar
y aceptar básicamente tres premisas:
La primera, el húngaro es un idioma, la wikipedia la
reconoce como tal y no podemos denunciarles porque estamos en su país y se
molestarían.
Segundo, no te caben los billetes en la cartera, tienes
20.000 florines o forintos en billetes de 500 y pagas lanzándolos al aire para
dar espectáculo. Error. Don´t. Vuelan,
pero de verdad, como los demás, gastas millones y la gente lo sabe. Los
taxistas te buscan por las calles para llevarte, si hace falta te dejan
conducir y se meten en el maletero.
Tercero, y quizás el más fatídico de todos. El pálinka no es
un sombrero ni un baile ruso, ni siquiera un delantero del Ferencvaros. Es
letal. Dicen que tiene sabor a frutas, pero es para que te descojones más
cuando lo pruebas. Ellas, se lo ponen de colonia, ellos lo meten en botellas de
fanta de limón. Luego se quedan dormidos en la calle, se congelan y tienen que
recogerlos río abajo en transilvania. Error. Don´t.
Está es mi guía cojonuda para los que deseen visitarme.
No te quito ni una coma con lo que respecta al palinka...
ResponderEliminarPD: volveremos a caer y lo sabes :DD